lectura de poesía
subo al escenario con un poema
que se refugia libro adentro
las palabras crujen en la hoja blanca
ante la recelosa mirada de los oyentes
la iluminación y el sonido ya han sido chequeados
al atardecer con esa fe precaria
que siempre inspira el comienzo de la noche
para que un eco cercano enumere salude
y salude a las sillas vacías
que se refugia libro adentro
las palabras crujen en la hoja blanca
ante la recelosa mirada de los oyentes
la iluminación y el sonido ya han sido chequeados
al atardecer con esa fe precaria
que siempre inspira el comienzo de la noche
para que un eco cercano enumere salude
y salude a las sillas vacías
el texto en la mano es uno que habla
de estrellas naves espaciales y un hijo
que pregunta al revés pero mientras leo
me distraigo con una idea para otro poema
donde la realidad salta estridente
sobre las estrofas y cada verso
en secreto improvisado niega la metáfora
o la vuelve tinta inmóvil
de estrellas naves espaciales y un hijo
que pregunta al revés pero mientras leo
me distraigo con una idea para otro poema
donde la realidad salta estridente
sobre las estrofas y cada verso
en secreto improvisado niega la metáfora
o la vuelve tinta inmóvil
de esta manera la voz para el público
no coincide con lo que pienso
como cuando el sonidista me pedía
contra las últimas luces de la tarde que siguiera
probando probando
no coincide con lo que pienso
como cuando el sonidista me pedía
contra las últimas luces de la tarde que siguiera
probando probando
HERNÁN SCHILLAGI, de «Castillos sonoros» (inédito)
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