miércoles, 28 de febrero de 2018

La vida enterrada


ALGUNAS PERSONAS llevan recorridos muchos kilómetros, pero esto no quiere decir que sus vidas sean un viaje. Ella lo piensa mientras cierra la ventana de la cocina. Las verduras ya están listas. El vapor se ha disipado y ahora, con el aceite de oliva, dibuja caminos dorados sobre el puré. «Si tuviera a quién contarle qué es lo que vi en mi último paseo». Sin embargo, no hay un nieto, una hermana ni un vecino para desanudar las palabras que se le trenzan en el pecho.
 Tal vez, unos ojos se puedan acercar distraídos desde el alféizar de la ventana hasta la mesa, luego tomar asiento y servirse lentamente un vaso de vino común. Los ojos no son capaces de escuchar ni de beber –eso está claro–, pero tienen la posibilidad de arriesgarse a leer lo que los labios dicen y transcribirlo [...]

HERNÁN SCHILLAGI, fragmento de la novela "Los cuadernos de Gloria" (2017)

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