domingo, 22 de mayo de 2016

El profesor acepta su culpa


Cómo me arrepiento de haber dado siempre el mismo ejemplo. Pienso: más que una invocación al cielo, fue una provocación flagrante. Por años he tomado la tiza y ya escribía solita sobre el verde del pizarrón la frase. Frase sin respuesta posible, sin un sujeto humano -corpóreo al menos- que se hiciera cargo de una acción tan natural, que dijera esta boca, impersonal, es mía. Desértica, polvorienta, llena de espinas, de temblores inusitados y ventosa hasta el infarto. Cómo me arrepiento, bien digo, de haber repetido en esta tierra la indivisible, monolítica, paradójica oración unimembre: «Llueve mucho en Mendoza».


HERNÁN SCHILLAGI

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