miércoles, 22 de mayo de 2013

El humor sin sentido



La tele en su concepción es puro presente. Repetirla hasta «pulverizarse los ojos» como en el caso de los programas de Francella consigue, al menos, dos cosas: la molestia vacua de un «hit de verano» y la descontextualización. Al sketch de «La nena» (con sus defectos y sus escasas virtudes) no se le ha cambiado ni suprimido una escena, pero hoy nos hace ruido y nos incomoda. ¿Por qué? Se pasa al mediodía, a la tarde y a cada rato. Se pierde el «sentido» del humor, es decir, nos hemos desorientado en la reiteración. Así, juega con una incorrección que en su momento estaba casi invisibilizada. Nos cambió el humor, dicen. Pero es que, insisto, hemos perdido de vista el referente: ¿Es para adultos entre adultos? ¿Es picaresca o comedia blanca para toda la familia? Sospecho que hoy nadie lo sabe. Estamos cegados ante los guiños. Tenemos el ojo atorado de repeticiones, por eso del lacrimal solo nos sale intolerancia o incomprensión. Con la literatura pasa todo lo contrario, o acaso han escuchado decir a alguien: «Estoy 'repitiendo' la lectura de 'Ceremonia secreta'». Releer libros es contemplar el reverso de la realidad, bucear hasta el fondo para volver a descubrir cómo y por qué flota la forma. Porque la literatura es pretérito que se justifica en el futuro. La tele -¿tengo que repetirlo?- es puro presente.


HERNÁN SCHILLAGI

1 comentario:

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Es bueno que des tu opinión sobre este tema. Nunca vi Pone a... cuando lo pasaron por primera vez. Ahora, lo he mirado intermitentemente. La nena, me molesta y a muchos de los que me rodean también y es precisamente por cuestiones que se han vuelto visibles, o como dicen hasta el hartazgo en el ámbito académico, "han adquirido visibilidad" en los últimos años. Enhorabuena que varios repudiemos abiertamente la pedofilia y el acoso infantil y no lo toleremos ni siquiera en un scketch. De una generación a otra, nuestra ética colectiva ha madurado y nos ponemos al corriente de derechos y delitos que antes no teníamos en cuenta. Aunque Julieta Prandi en un episodio cumpla 18, este hecho no habilita la lascivia del personaje cuarentón. Una adolescente es una víctima sea consciente o no del acoso al que está siendo sometida.
Curiosamente mi hermana, más que molesta por este acoso pedófilo, se indigna por el lugar en donde queda parada la esposa de Francella. Es "menos que nadie" me dijo indignada. Esa mujer madura está cosificada, devaluada en su rol de esposa, madre, mujer pensante. Es la piedra en el zapato de Francella, la gordita idiota que no califica.