Apretás
un botón, se enciende una luz verde y la pantalla abre su ojo de cíclope que lo
observa todo. Tenés acceso a Internet las 24 horas, los archivos de todos estos
años de trabajo, una novela por terminar y tarea, mucha tarea atrasada. Sin
embargo, una barrita que va de izquierda a derecha, como un gusano recurrente, te
detiene el ímpetu.
Después
se pone todo negro. Tus dedos comienzan a tamborilear. Luego aparece el
escritorio de la compu más cargado que una mesa de cidís truchos: archivos,
programas, fotos, videos, carpetas. Pareciera que un manco medio dormido está
repartiendo las cartas en la oscuridad. Ponés la pava para el mate. Volvés y el
antivirus te avisa que hay que renovarlo y que lo podés hacer más tarde, o
reiniciar el equipo. ¡Con lo que te costó llegar hasta allí!
Entonces,
agarrás el mouse con bronca y querés cancelar, eliminar, negar todo lo que te
propongan. Hacés el gesto con la mano de bronca y desprecio, pero el puntero
está estacado en un rincón. El ventilador de la torre empieza a bufar y un
infame relojito de arena se pega al puntero y no te deja hacerle click a nada.
Tu dedo índice se convierte en un minero furioso de tu nariz y de tu oreja. Te
vas a lavar las manos, volvés y notás que la página del buscador en la web se
ofrece dócil. Querés comentar un post, no lo publica. Entrás a Facebook, no se
ven las fotos ni los mensajes privados. Te morís de ganas de ver un video en
Youtube, se corta tres veces hasta que se detiene para siempre. Te dormís y
soñás que enviaste un archivo adjunto en menos de 20 minutos. Cuando te
despertás, una ruedita burlona sigue dando vueltas. Por mientras, ya leíste completo
un libro de recetas de cocina que estaba sobre la impresora, lavaste, secaste y
guardaste los platos, terminaste de tejer bufandas para toda tu familia y te
bajaste cuatro termos de mate (con sus respectivas idas al baño).
Finalmente,
golpean la puerta. Es un amigo. Le contás que la computadora está hecha una tortuga,
que se clava como una papa a cada rato, que la vas a prender fuego.
-Tranquilo-
te dice-. ¿Por qué no la llevás a arreglar?
-Estás
loco. ¡No tengo tiempo!
4 comentarios:
Como una maga, te voy a decir una sola palabra mágica: SPEEDY.
Como te entiendo. Yo lo he intentado con todo, antivirus, técnicos y hace poco instalé una herramienta que me ha sugestionado un amigo, un programa de limpieza (éste). Tal vez te ayude ;-)
Perdona, es esta página a la cual me refería: http://www.simplitec.com/es/power-suite/ pues allí sale todo detallado.
Javieramena: muchas gracias. Veré si me funciona. Saludos.
Publicar un comentario