sábado, 27 de noviembre de 2010

Un poema para hacer la temporada



guardia industrial


tal vez exista un viento frío
que te obligue a detener el paso
cerrar los ojos como una represa
que contenga el caudal de las lágrimas
y balancearte la mirada en el espigón
filoso y artero de una pregunta

pero llevás las manos a los bolsillos
del sobretodo levás las anclas de los párpados
y un mar de chimeneas fabriles te espera
con sus bicicletas encadenadas como galeotes
de metal y caucho sus obreros de barbijo
que improvisan una comedia musical
en homenaje a michael jackson más la molienda
eterna de los carozos de durazno
que arrulla dulce a la ciudad insomne

un viento frío tal vez exista
que te obligue todavía a detener el paso
para cerrar la boca con una promesa
que retenga el caudal de las palabras
y repicarte así la lengua en la grieta
cruda y certera de otra pregunta

9 comentarios:

Marisa Perez Alonso dijo...

Hola poeta. ¿Volviste? ¿Son anclas tus párpados? ¿Cuál es la pregunta del final? En este poema no pude seguirte los pasos, pero no quiero que me lo expliques. Volveré a él para reinaugurarlo. Estoy cansada de leer parciales y exámenes. Mis ojos y mis neuronas trabajan a reglamento como una fábrica, volveré más tarde a leerte, pero no quería que olvidaras que tus versos me acompañan y me inspiran. Y, a veces, te odio por tu empecinada costumbre de no poner comas, ni puntos. ¡Creo que necesito límites! Y tu poesía no los tiene.

Hernán Schillagi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hernán Schillagi dijo...

Marisa: qué bueno lo que me decís!!! Los signos de puntación son tributarios de la prosa y en el verso incomodan, o son contradictorios. Para muestra basta un botón: ¿para qué una coma al final de un verso, si está el corte del verso? La pausa interna se da sola. Como también cuando se encuentran dos sustantivos.

En esa búsqueda vengo hace años en cada poema, pero no por experimentar; sino porque lo siento así. Y sí, la poesía se desentiende de cualquier corset y se desborda e impone su propia ley.


No te explico nada, pero con lo que dijiste de "trabajar a reglamento con los ojos" es por donde andaría la pregunta de este "Guardia industrial".

Proyecto Maria Castaña dijo...

Si algo tiene este poema es peso, "una insoportable gravedad del ser" que lo atraviesa y cubre con un halo de humo contaminante de tristeza. Las imágenes no se leen, se cargan en una mochila y son piedras: ojos como represa, párpados como anclas, bicicletas encadenadas como pesados galeotes, también envueltas en una bruma que no es marina pero que envuelve todo de una manera fantasmal.
No quiero ser el obrero que va a hacer temporada en esa fábrica, sin duda, va a pasar "una temporada en el infierno"... y el carozo del durazno cruje en la molienda y está muy lejos de endulzar el sueño imposible de una ciudad insomne.
Bello amigo, con esa belleza que hace mella sin acariciar.

Marisa Perez Alonso dijo...

Maria Castaña, tu comentario es, sin duda, un desborde lírico también. ¿Será que las interpretaciones de un poeta por otro poeta es igual al doble producto del primero por el segundo? Creo, mejor dicho que ha ocurrido una potenciación.
Abrazos encadenados como bicicletas de pobres.

Hernán Schillagi dijo...

Paula: qué hermoso comentario. Creo que supera al poema, o lo complementa, al menos. Mi próximo libro podría ser "Poemas de H.S., comentados por..." y ahí tomo palabras de Sergio, Marisa y las tuyas. Sería como ir abrazados hasta los ojos de desconocidos.

Aunque sabemos que no. Que un verdadero lector sale en medio de la noche ante la borrasca a empaparse hasta que un rayo lo parta en dos, o lo ilumine.

Pensar que le mandé un sms al Sr. Pereyra diciendo con cierta ironía: "creo que me zarpé con el poema peronista". Es una hermosa sorpresa que los haya conmovido en algo.

Un abrazo grande.

Pd: paciencia con Juano. Un post más y luego viene la tercera entrega.

Hernán Schillagi dijo...

Marisa: tu primer comentario, de narradora que a veces se pasa al equipo de los poetas, tampoco se queda atrás.

Por eso valoro tanto este espacio del blog. Editar en papel es increíble, pero las respuestas de los lectores son en cuentagotas. Muy espaciadas y breves. Eso sí, que alguien te pare y te diga a los ojos: leí tu libro y me encantó. Y cierre la frase con una sonrisa, debe ser inolvidable.

Por mientras, nos contentamos con darnos aquí las palabras como manos.

sergio dijo...

Hernán:

Ud sabe que estos poemas con un motivo claro me gustan mucho. Me gusta el trmpolín de una situación cotidiana a partir del cual se produce el vuelo de la reflexión. Creo que el pobre tipo de su poema se pregunta lo que nos preguntamos todos, especialmente cuando está oscuro (noche o muy temprano en la mañana) y hace frío: por qué tenemos que trabajar. O qué sentido tiene todo lo que hacemos si total más antes o más después nos vamos a morir (el frío y la oscuridad no son muy optimistas!!!ja)

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: ja! sí, es como que las obligaciones "sampleadas" con el frío y la oscuridad son un peso irremontable. Pero allí está la molienda, los barbijos y las bicis que hablan de que otros hacen el esfuerzo también.

Siempre que nos quejábamos por algún esfuerzo, mi mamá nos decía: "trabajar es cosechar ajo, mierda". Y no había posibilidad de proferir palabra.

Es bueno saber que algunas respuestas brotan de los lectores ante las preguntas irresueltas de todo poema. También yo las buscaba.

Gracias :-)