domingo, 21 de noviembre de 2010

De los Portones al Arco, Segunda entrega (especial)



Segunda entrega:


Carrusel


Esa noche fue oscura finalmente. Al menos entre las desdibujadas paredes del departamento de Juano. Quien mal come, mal sueña. Qué habrá soñado el que ni siquiera llevó bocado al estómago.

Él solía despertar todas las mañanas y estirar, sin ver, su mano izquierda hacia el costado. Entonces comenzaba desde la cabeza a crear a Gala. Ahuecaba la palma, tocaba los cabellos. «Largos y rojos», decía. Y se cumplía. Luego la nuca, el hombro, el seno dormido pero anhelante. Después se demoraba en el lago del ombligo y escalaba por la cintura hacia la cadera. «¿Y si la hago sin piernas para que no se vaya?» Sin embargo, una sirena también sabe cómo escaparse por aguas desconocidas.

Juano manotea esa mañana en su cama la única sábana que le queda, la estruja con fuerza como si fuera de barro y de tanta alfarería sólo aparece la figura de un sucio monigote celeste que en nada se asemeja a Gala. Arma el bolso.

—Debo salir a buscarla.

Sábado bien temprano. La ciudad se quita la resaca de la Vía Blanca para embotarse de nuevo con el Carrusel. Es lo mismo, nada más que las luces son un recuerdo inútil y se le suma la bosta de caballo de las agrupaciones tradicionalistas. El celular hace tiempo que se convirtió dentro de un cajón en una cucaracha que no quiere caminar. Sin crédito y con la batería a punto de reventar. Juano baja hasta el semipúblico del porche y llama a Santi, su amigo viajante de productos «Todo suelto».

—¿Hoy viajás para San Martín?
—¿Vas a visitar a tu mamá?, pregunta Santi.
—Mi vieja se murió cuando la caída de De la Rúa, animal.
—Perdoná. Entonces debe estar mejor la vieja. ¿Qué te pasa, Juano?
—Decime dónde nos encontramos, y te cuento.
—Buscame a las diez en Los Portones del Parque.

Otra vez, como si fuera un carro más de los festejos vendimiales, él va en el micro y resguarda con el pecho las tabletas. Sus latidos están muy cerca del dulce de alcayota. Tiene la tentación de comerse una para apagar este ayuno, aunque quisiera arrojarlas por las ventanillas como las reinas lo hacen con los racimos. Las guarda en el bolso, por ahora. Él ha recurrido a su amigo Santi porque los choferes de micro han decidido hacer paro provincial justo para esa tarde. Juano baja y camina las dos cuadras hasta Los Portones. Lo que Santi no ha tenido en cuenta es que el Carrusel parte justo desde allí.

«¿Dónde estará la Torino?» Juano busca el auto de Santi pero son tantas las cabezas que sólo ve a las reinas y su corte dando vueltas sobre botellas gigantes, toneles de Golliat y soles apagados. De pronto, en un descanso de las trompetas peronistas de El Canto a Mendoza, siente un bocinazo a lo Dukes de Hazzard. «Santi me encontró primero», piensa. Y de nuevo estalla la marcha con el listado de los departamentos mendocinos.

—Gala me dejó.
—¿Qué cosa te dejó? Las trompetas no permiten a Santi escuchar bien.
—Qué se llevó, mejor dicho. Me largó y se fue con el Ami 8.
—¿Y qué carajo querés hacer en San Martín?
—Voy hasta La Paz. Al Arco. Allí me espera con el Ami hasta el lunes.
—Qué pena. De San Martín me tengo que pegar la vuelta enseguida porque ando con la oblea del GNC vencida. Y sólo me hacen el aguante acá.
—No importa. Voy a llegar igual.
—Ah, Juano.
—¿Qué?
—Feliz cumpleaños, viejo.
—Gracias, pero fue hace dos meses.
—Ya me conocés, che.
—Dejemos de dar vueltas, y vamos que Gala me espera.

La Marcha de la Vendimia irrumpe tan frenética que no deja oír cuando Juano, entre dientes, dice «O quizá no».


Sondtrack: Sobre tu piel, de Guillermo Guido. 

6 comentarios:

Hernán Schillagi dijo...

Luego de explotar la casilla de mails, a pedido de los lectores (¡ja!) publico la segunda entrega del folletín de Juano.

Ahora en serio. Debido al entusiasmo sincero, me pareció que se merecían que la historia quedara presentada. Así y todo, hay más sorpresas.

Un abrazo.

Marisa Perez Alonso dijo...

Querido Hernán; esta novela es un suceso. Me gusta muchísimo que los diálogos sean tan creíbles. También es cierto que para un mendocino no hay nada mejor que... una novela con temas mendocinos. Yo tampoco disfruto del Carrousell ya que los amontonamientos me ponen nerviosa y el calor me mata, por la vejez viO?
Espero con las luces de la vía blanca encendidas la próxima entrega!!!

Proyecto Maria Castaña dijo...

Compro la poesía del pasaje donde busca en la cama a su Gala. Lo de la sirena, un hallazgo, una belleza.

¿Vos podés creer que en Godiva, ese poemita mío que no te gusta, hemos usado una imagen similar? (cosas de la telepatía poética): "Iluminada/ sucia de papeles/la calle se despedía con resaca/ otra fiesta infame terminaba".

Bueno, hasta la tercera entrega, yo ya estoy imaginariamente apoltronada en el torino... aunque, por una cuestión de remembranza infantil, me tira más el chevy.

Hernán Schillagi dijo...

Paula: gracias por el comentario, pero no te "me" entusiasmés tanto con la poesía que esto es una novela breve y tiene sus leyes. Vos misma tenés inconclusa tu nouvelle "Arratex" y sabés que todo debe ir hacia el relato. Así y todo es como llevar de nueces en una bandeja sin bordes: a cada rato estamos por perder el equilibrio.

Sigamos con la "tele pa tía" o le cambiamos de canal ;-)

sergio dijo...

Qué lejos queda cualquier lugar cuando uno no tiene un mango. no? Sin los 6 pesos mendoza queda de san martín tan lejos como checoslovaquia. Me gustó esta segunda entrega. Sigo pensando que abandonar es muy telenovela.

Hernán Schillagi dijo...

SERGIO: Te tengo una mala noticia, el Directo de S.M. a Mendoza sale $7,20!!! La guita acerca lugares, pero no creo que sirva para unir a las personas.

Gracias por empujar pa´lante el viaje de este Juano "seducido y abandonado". Haré los cambios.

Muy útiles tus observaciones, así tendré menos piedras en el camino hasta el Arco.


Un abrazo desaguadero.